Sobre Project Eerie (Ricky Umberger, 2023)
Conocida (por mí misma) como La Fan Más Grande De Found Footage Del Mundo me encanta hablar de las mismas, así que decidí dedicarles todo un Substack.
Habiendo dicho esto, decidí (por alguna razón) empezar con Project Eerie, película del cineasta Ricky Umberger, ya conocido por otras películas del subgénero (The Fear Footage (2018), The Fear Footage 2: Curse of the Tape (2020), The Fear Footage 3AM (2021)), que si soy honesta todavía tengo en la watchlist (y no parecen destinadas a salir rápidamente de la misma si tienen algo que ver con su última producción, oops).
Si alguna vez miraste una de las múltiples películas en la saga de V/H/S, entonces conocés la fórmula que ésta sigue, y sino, acá te la dejo: abre con una escena en la que un grupo de personajes, usualmente amigxs en situaciones poco legales (léase: haciéndose los piolas metiéndose en lugares en los que no deberían meterse), se encuentran una/s grabación/es que deciden mirar por quién sabe qué motivo (la curiosidad mató al gato, después de todo). En estas grabaciones se encuentran con situaciones extrañas e inexplicables en forma de vídeos de corta a media duración, usualmente entre los 10 y 20 minutos. Cada película, claro, tiene su estilo y por tanto un hilo que siguen todas las obras que contiene. En el caso de Project Eerie, estamos hablando de un The X Files: Maryland. Todas las cintas encontradas giran en torno, de alguna forma u otra, a encuentros paranormales con seres que no pertenecen a nuestro planeta.
Para ponernos en contexto: la historia principal, que une a todas las otras, sigue a dos hermanos, Jesse y Jacob Warner que, durante la noche de Halloween de 2020, aburridos del confinamiento que trajo consigo el COVID, deciden salir a recorrer la ciudad en el auto en busca de aventuras. Es entonces que uno de los hermanos propone traspasar en un edificio del gobierno donde se encuentran con material acerca de un proyecto llamado “Eerie” (inquietante/escalofriante en español). Un guardia de seguridad los encuentra y escapan, pero no antes de robar un CD que contiene 3 vídeos grabados a lo largo de los años, todos teniendo lugar en diferentes lugares en Maryland, Estados Unidos. Deciden mirarlos y, para meterse todavía más en la mierda, grabar el contenido para el livestream.
Como se trata de una antología, me parece lo más lógico dedicar a cada una de las obras su espacio:
Primero, la central, la cuál si ya viste alguna de estas películas sabes que nunca es la más importante, sino que existe con el sólo objetivo de dar sentido al resto de las que vamos a ver. En el caso de esta película, tengo que decir que es la que más sentido tiene narrativamente: dos hermanxs, una relación de poder que ya en su existencia pide a gritos una constante lucha de “quién tiene menos miedo” gracias a la que muchas veces llegan a niveles extremos de estupidez absoluta, en este caso, ponerse a toda un ala secreta del gobierno en su contra cuando livestreamean (?) TODO (incluída la entrada ilegal al edificio del gobierno, el robo de propiedad del gobierno, la transmisión de imágenes secretas del gobierno…), y además de todo Gen X y/o Alpha, que de por sí tienen una predisposición a usar las redes como medios de socialización masivos, y por tanto la necesidad de registrar su ““aburrida”” noche de Halloween en forma de Livestream, porque si no lo grabé no pasó, y ¿qué van a hacer todxs mis amigxs aburridxs en sus casas si no lxs divierto con momentos interesantes de mi vida? El Síndrome del YouTuber Sin YouTube (o supongo que ‘Twitch’, ‘Tik Tok LIVE’, o cual sea la plataforma en boga hoy…). Obviamente la historia no necesita tener sentido, si bien trae a colación muchas preguntas de las que se van a responder exactamente cero: ¿por qué fue tan fácil entrar al edificio? Si era información tan importante, ¿por qué había sólo un guardia? ¿Por qué los Hombres de Negro esperaron a que los hermanos transmitieran todas las grabaciones para secuestrarlos? ¿Por qué no cortar su transmisión antes de exponerse? Etc, etc, etc.
Ahí cae el problema más grande del Found Footage, en mi opinión. La gente se cree que es un subgénero fácil de lograr y que como usualmente implica poco presupuesto, eso quiere decir que las películas carecen calidad, y que esto se extiende también al guión, pero la verdad es que es difícil lograr contar una historia que cierre tanto narrativa como estéticamente cuando es tan fácil caer en estos errores que hacen que la misma pierda todo el sentido (¿por qué siguen grabando? ¿por qué siquiera empezaron? ¿por qué la imagen se ve tan bien -nítida, en foco, con cierto encuadre-?). Lamentablemente, como muchas otras del estilo, creo que esta película no lo logró, pero más al respecto cuando lleguemos a los respectivos episodios.
En síntesis, si bien deja más preguntas que respuestas, sigue siendo para mí la historia que más sentido tiene con respecto al subgénero y me dejó con ganas de saber qué pasó después; específicamente entre los hermanos, siendo que uno dejando atrás al otro, fractura abierta y todo, tiene que traer un par de problemas en su relación… ¿no? Sí, sí, fueron secuestrados por el gobierno, etc., etc., pero… ¡¿ABANDONAR A TU HERMANO EN ESE ESTADO?! Brutal.
La primera historia con la que se encuentran está protagonizado por nada más y nada menos que nuestro director, AKA “Trevor”, quien junto a su pequeña hija Blair (as in Blair Witch, Maryland, bosque… guiño guiño… vos me entendes) deciden irse de campamento. Como su esposa no puede acompañarlxs, decide grabar todo para que se sienta como si no se hubiese perdido de nada (quién va a avisarle…). En fin, Trevor se encuentra con un campamento abandonado excepto por el guardabosques que actúa y se ve de forma menos que natural, porque es (sí, Mulder) ¡UN ALIEN! Y lo termina matando después de secuestrar a su hija, ya que en su día de padre e hija se encontraron con secretos que deberían haberse mantenido guardados. Para todo esto, Trevor mantiene la cámara estática y bien encuadrada durante toda la secuencia, as in: cuando se dispara en el pie, curándose la herida, cuando desaparece su hija, cuando escucha su voz y entra en una casa bizarra a buscarla. No sólo eso, sino que tarda eternidades en hacer todo: llegar a la casa, entrar cuando escucha a la hija llorar… literalmente deja la cámara cuidadosamente en el piso para abrir la puerta y vuelve a levantarla con el mismo cuidado, y una vez dentro de la casa pasa más tiempo filmando que buscando a la nena. Las relaciones familiares en esta película dejan bastante que desear, digamos. No soy madre, pero sí hija (shock), y esperaría que si alguna vez estuviera en la situación de Blair mis xadres no sean Liam Neeson en Búsqueda Implacable, pero tampoco Trevor en Project Eerie. Límites, gente.
Todo esto para decir, lo que ya comenté más arriba se mantiene en este segmento: la necesidad de grabar todo constantemente se cae bastante rápido, y mucho más durante las escenas del clímax. Me pasé más tiempo criticando sus habilidades como padre en la ficción y cineasta en la realidad que pensando en lo interesante que es la historia (y lo es, bastante). Y para cerrar, el guardabosques (que se pasó el segmento negándose a ser filmado y claramente enojado por la presencia constante de la cámara) termina grabándose en primer plano antes de dejar la cámara junto al cadáver, lo cual ya de por sí era ridículo porque, ¿por qué agarró la cámara en un principio? Detalles, pero después de mirar mil millones y medio de películas del subgénero son detalles que no puedo evitar reconocer.
El segundo segmento es en el campo. Nuestro protagonista está grabando porque, como le dice a su amigo/hermano/amante/lo que sea, la noche anterior había escuchado ruidos extraños en el cielo, y quiere grabarlo para así poder venderlo. El otro se encuentra, en una de esas “Deer Cams” yanquis (que graban a los ciervos a la noche para poder reconocer dónde se encuentran y achicar el espacio de caza), con que en su propiedad está deambulando uno de los criminales más buscados en Estados Unidos, quien se cree asesinó a su esposa e hija en un ataque de ira. Deciden que un mejor uso de su tiempo es salir a buscarlo, y así grabarlo y vender ese material + recibir compensación por encontrar al asesino. Una vez lo encuentran, toman la… interesante… decisión de secuestrarlo, atarlo a una silla y torturarlo buscando “respuestas” –sí, todo en cámara. El presunto asesino les dice que lo que en verdad pasó es que una noche, acampando, él y su esposa escucharon ruidos en el cielo y la última enloqueció, asesinó a su hija, e intentó matarlo a él, pero pudo escapar y asesinarla por accidente. Mientras está sucediendo todo esto, en la radio empieza a sonar una alerta de confinamiento ya que hay un “astronauta desaparecido”. Sí, ¡Mulder! ¡Otro alien! Pero este es mitad zombie, y muerde a uno, y después a otro, que después muerde a otro… todxs vimos Dawn of the Dead, sabemos cómo funcionan los zombies. En fin, como creo que se entiende por contexto, ¿por qué carajos estamos viendo todo esto? Entiendo la necesidad de crear contenido por dinero, creeme, pero de ahí a querer autoincriminarte de secuestro y tortura? Y, pongamos que cuando aparece el alien-zombie decís “WOOOWWWW Contenido!”, ¿eso no tiene también un límite? (el límite siendo, vos sabes… tu vida). Hay un momento en el que el personaje está por escapar, pero decide que es mejor idea volver, agarrar su cámara, grabar cómo el alien-zombie se come a su amigo/hermano/amante/lo que sea, cómo entra en su casa, cómo está abandonando al hombre al que habían secuestrado para ser comido por el alien-zombie, y recién entonces escapar. La naturaleza humana… evolucionamos y ahora no buscamos sobrevivir, sino que sobreviva nuestro recuerdo en forma de contenido.
El tercer y último segmento vuelve al Found Footage dosmilero y nos muestra a una pareja de investigadores paranormales que se adentran en un nuevo caso en una casa de campo de una familia de religión Amish (quién no ama a lxs Amish, después de todo). El marido los invita para que ayuden a encontrar al mal que acecha la casa, ya que su esposa, embarazada, se niega a vivir en la misma. Los investigadores no pasan ni una noche en la casa, que ya se encuentran con material sobre brujería y sacrificios a primogénitos y todas esas cosas raras por las que las mujeres éramos quemadas en estacas hace un par de centenarios (eso y poder leer, y escribir, y pensar, y respirar). Bastante rápido se desatan los hechos que llevan al clímax: es evidente que el hombre que los invitó a la casa está en algo raro, y empiezan a escuchar ruidos extraños y puertas que se abren solas y objetos voladores. Esta vez no se trata de alien propiamente dichos sino más bien posesiones o lo que sea. Para este punto todo me daba un poco igual. Pero, para ser honesta, esta fue la historia que más me gustó: primero que nada, amo a Ethel Cain, la estética Amish es mi aesthetic-core de elección. Además, el segmento abre con el protagonista acomodando una cámara en uno de los botones de su camisa ya que el hombre que los contrató no quería ser grabado; honestamente era completamente evidente que se trataba de una cámara, pero al menos elimina la necesidad de explicar por qué seguiría grabando incluso en una situación de vida o muerte: la tenía puesta, literalmente. No fue una acción consciente. Por lo tanto, al menos mi dolor de cabeza en cuanto a narrativa(emoji de manos entrelazadas)formato cuando se trata del found footage se alivió un poco.
Ya sé que parece que estoy tirando abajo completamente toda la película, pero realmente me parecieron historias interesantes, sólo que me hubiera gustado que se concentraran un poco más en los por qué narrativos que en los giros dramáticos. Es algo que siempre hay que tener en cuenta cuando hablamos del subgénero, ya que el uso de la cámara se convierte en parte de la narrativa más que en cualquier otro subgénero del terror. Si el trabajo de cámara ya es importante en cualquier narración cinematográfica, imaginate convertirla en personaje.
Después de todo, esta película hace algo bien, y eso es entretener. Es corta, una hora y quince minutos, y ningún segmento se extiende lo suficiente como para volverse aburrido o abrumador. Además, hay que reconocer que el director también produjo, actuó, escribió, y distribuyó la película con un presupuesto casi inexistente. Aplausos are in order.